Mar. Oct 14th, 2025

Por: Victor Yáñez

*.-Sheinbaum en Toluca: el poder ya no pide permiso

Claudia Sheinbaum llegó a Toluca como lo que ya es: la presidenta de México, con todo el aparato político, simbólico y territorial del poder. No fue una visita de cortesía. Fue una demostración de fuerza.

En su primer informe de gobierno —adelantado a los tiempos y coreografiado como gira de campaña— la mandataria lanzó desde el corazón del Estado de México un mensaje claro: la transformación no pide permiso, se impone, y va por más.

Acompañada por la gobernadora Delfina Gómez, Sheinbaum hizo un repaso del país que heredó, al que calificó sin rodeos como «el periodo más oscuro»: 36 años de neoliberalismo, privatizaciones, fraudes y saqueo, de Miguel de la Madrid a Peña Nieto. Un guion que ya conocemos, pero que ahora, desde la silla presidencial, suena a sentencia histórica. No fue casual que en ese mismo templete, ni siquiera figurara Ricardo Moreno, alcalde de Toluca, entre los invitados especiales. El mensaje fue claro: aquí manda la 4T, y los proyectos personales que no se alineen, sobran.

Las cifras que lanzó buscan impresionar: 13.5 millones de personas salieron de la pobreza, el salario mínimo pasó de 3 mil a 8,600 pesos, 3.8 millones de mexiquenses reciben apoyos sociales, y México —según dijo— es ahora el segundo país menos desigual del continente. Pero el poder de las cifras radica en el contexto, y ese contexto está teñido de propaganda. La transformación presume logros, pero evita con destreza las autocríticas: inseguridad, falta de acceso a salud real, y un sistema educativo al borde del colapso en muchas regiones.

El Plan Oriente para el Estado de México, el Tren Insurgente que llegará a Observatorio, y la promesa de repavimentar todas las carreteras federales son proyectos ambiciosos… pero con plazos que rebasan los seis años. Ya sabemos cómo acaban esos planes transexenales: en inauguraciones incompletas o en elefantes blancos.

¿Y el futuro? Más programas sociales, más becas, más subsidios. Nadie discute que el pueblo necesita apoyo, pero la pregunta es si el país puede sostener ese nivel de gasto sin tocar el sistema fiscal. Hasta ahora, la estrategia ha sido gastar sin reformar, prometer sin reordenar. Una medicina de alivio, pero no de cura.

Lo más revelador del discurso fue su cierre: “Venimos de la lucha social y seguiremos luchando por el bienestar del pueblo”. En otras palabras: esto no es una presidencia, es una cruzada. Y como toda cruzada, necesita fe, lealtad… y obediencia.

Toluca fue más que una parada. Fue una advertencia. La transformación avanza, sí, pero al ritmo y bajo las reglas del nuevo régimen. Y en ese régimen, no hay espacio para tibios, críticos, ni para los que piensan que se puede negociar con el poder. El poder ya no se comparte, se ejerce.