Por: Javier Martínez Ferrusca
En la reforma al Poder Judicial faltaron valientes y sobraron traidores
Morena necesitaba tres votos para aprobar la reforma al Poder Judicial, tarea fácil en estos tiempos de corrupción, traición y falta de valores ideológicos en los partidos políticos. La desgracia electoral de la oposición después del 2 de junio no alcanzaba para frenar el llamado Plan “C” del presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien enojado con el Poder Judicial buscó la manera de vengarse porque le frenaron sus iniciativas en materia electoral, al INE y, las mismas, a la Ley Orgánica del Poder Judicial, situación que se originó desde el 2022, cuando ya habían sido aprobadas por la Cámara de Diputados Federal y modificadas por el Senado.
Ante el asombro de los partidos y los poderes, La Mayoría Silenciosa le otorgó a Morena un poder ilimitado con 35 millones de votos en las urnas, situación que aprovechó el presidente, López Obrador para poner en marcha y de manera rápida las iniciativas que obligan a los jueces y ministros a participar en una elección.
Desde el 2023, cuando el Poder Judicial declaró inconstitucionales las iniciativas presentadas, los ministros se durmieron en sus laureles, hasta que los votos en las urnas los sacaron de su letargo, pero ya era demasiado tarde, tenían poco tiempo para reaccionar y su estrategia fue mala. Además, era una batalla pérdida, todos lo sabían, su actuar los alejó de los ciudadanos, a quienes nunca beneficiaron ni hicieron justicia, ellos obedecían al poder, a los presidentes y a los gobernadores que los ponen en sus cargos, nunca supieron lo que era ser un poder independiente, autónomo, hoy nadie los defiende, desperdiciaron su labor constitucional de ser contrapeso entre los poderes.
A toro pasado. Tocaba a los partidos hacer su parte, unirse y aguantar la andanada de ofertas y amenazas para votar en contra de la Reforma, los primeros en ceder fueron Araceli Saucedo Reyes y José Sabino Herrera del Partido de la Revolución Democrática quienes no entendieron el papel que jugaban en la historia, es verdad que se quedaban sin partido, pero tenían la posibilidad de hacer política prefirieron el camino fácil, irse a Morena
De acuerdo con los partidos políticos, Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Movimiento Ciudadano (MC) fueron presionados con dinero y amenazas, el último en aguantar la presión fue el senador de Campeche, Daniel Barreda luego de que fueran detenidos su papá, pero quienes no aguantaron la presión fueron Miguel Ángel Yunes Márquez y Miguel Ángel Yunes Linares del Partido Acción Nacional (PAN), era un eslabón muy débil que se rompió a cambio de impunidad, aseguran en su partido –pero eso sólo lo puede aclarar el tiempo- por el momento estos personajes son considerados traidores a la ciudadanía que les confió su voto en las urnas.
Hasta ahí todo iba bien, pero en el caso de los panistas de Veracruz, Morena cometió una de las peores bajezas, porque en política se vale negociar, pero nunca a cambio de impunidad en delitos que involucran menores de edad. De ahora en adelante se puede esperar todo de un partido tirano que aspira a lograr su cometido, sin importar el cómo.
En la reforma al Poder Judicial faltaron valientes y sobraron traidores. Tiene mucho tiempo que los políticos se han alejado de las ideologías, ahora se rigen por intereses, por cargos, por ello, tres votos no eran un problema para conseguir, conseguir quién traicionará el voto ciudadano fue fácil, porque ya no tenemos políticos valientes, con inteligencia para hacerle frente al avasallamiento del poder, como en aquellos tiempos de PAN, PS, PARM, Frente Cardenista, del PRD y muchos más, incluso, ahora el mismo PRI está más preocupado por sobrevivir y dirigir la franquicia que en los problemas de La Mayoría Silenciosa.
Ahora Morena tiene el poder y la ciudadanía tiene la esperanza de que no abusen o nos lleven a mejores estadios que los anteriores partidos que nos han gobernado, algo se ve catastrófico en el corto tiempo, pero es necesario esperar para que ver hasta dónde llega está reforma que a muchos no les deja un buen sabor de boca.
La Mayoría Silenciosa no recuerda cuándo fue la última vez que un presidente tuvo tanto poder en sus manos, algo que incluso hay que checar en la Constitución, porque dos poderes no pueden recaer en la misma persona y la próxima presidenta tendrá facultades judiciales en su bolsillo.