Donato Guerra amaneció envuelto en el eco de tambores y el murmullo expectante de cientos de familias que, desde temprano, comenzaron a ocupar las aceras principales del municipio. El sol, tímido al principio, dejó caer sus primeros destellos sobre los uniformes impecables de los más de 3,000 alumnos que se preparaban para el arranque del desfile cívico-deportivo, enmarcando la mañana con un brillo casi festivo.
Entre el bullicio, las maestras ajustaban moños tricolores, los directores repasaban las formaciones y los elementos de seguridad pública afinaban la logística de un evento que, más que un acto protocolario, se transformó en un verdadero homenaje vivo a la historia.
A la cabeza del contingente, la presidenta municipal Carmen Albarrán Gabriel saludaba a niñas, niños, jóvenes y familias, recordando el espíritu de lucha y esperanza que dio origen a la Revolución Mexicana. Su mensaje resonó entre las calles: un llamado a mantener vivos los valores que sostienen la identidad y el orgullo de ser mexicanas y mexicanos.
El desfile avanzó como un río de colores patrios. Los pasos marciales de las escoltas abrían camino al ritmo de las bandas de guerra, cuyos redobles parecían dialogar con la memoria de los héroes revolucionarios. Más atrás, los grupos deportivos sorprendían con acrobacias y formaciones sincronizadas, arrancando aplausos y sonrisas. Los trajes típicos bailaban con cada movimiento, iluminando el recorrido de tradición y alegría.
Las servidoras y servidores públicos municipales, integrados y comprometidos, marcharon junto a la comunidad, abrazando el espíritu de unidad que caracteriza a Donato Guerra. Los más pequeños, vestidos de adelitas y revolucionarios, robaron miradas y corazones mientras saludaban con entusiasmo.
Cuando el último contingente cruzó la explanada, el ambiente quedó impregnado de orgullo. No fue sólo un desfile, sino un recordatorio vibrante de que la memoria histórica sigue viva en cada generación que participa, aprende y honra el legado de México.
Así, Donato Guerra cerró una jornada cargada de emoción, identidad y sentido comunitario: un homenaje a la Revolución Mexicana que, más que conmemorado, fue celebrado con el alma.
