Almoloya del Río, Estado de México. En Almoloya del Río, los domingos ya no son de descanso… son de trabajo. Mientras otros se quedan en el discurso, el gobierno municipal sigue metiendo las manos en el cemento y los pies en la obra, demostrando que el compromiso con la gente no tiene horario ni calendario.
Este domingo, desde temprano, el ruido de las revolvedoras y el golpeteo de las palas rompieron el silencio en la calle Texcoapan, colonia Loma Linda, donde se llevó a cabo el tirado de mezcla del encementado que transformará por completo la vialidad.
“Cada metro cuenta”, repite el equipo de obra mientras el sol cae sobre el concreto fresco. No es una frase cualquiera: es la consigna de un gobierno que trabaja con paso firme, que no se detiene y que ejecuta obras de calidad y de alto impacto hasta en fin de semana.
En el rostro de los vecinos se refleja la sorpresa y el reconocimiento. No están acostumbrados a ver cuadrillas trabajando un domingo, menos aún con la precisión y el ritmo con que se mueve el personal municipal.
Porque aquí, el mensaje es claro: en Almoloya del Río no hay días de descanso cuando se trata de cambiar la historia del municipio.
El objetivo —dice el alcalde Óscar Galán— es elevar las condiciones de vida de las familias y sentar las bases del desarrollo, porque Almoloya merece un cambio verdadero, no promesas vacías.
Y mientras el concreto se asienta, también se asienta una nueva forma de gobernar: cercana, incansable y decidida. Una administración que entiende que el progreso no espera al lunes, que el desarrollo no se improvisa y que los resultados se construyen con sudor, compromiso y visión.
En Almoloya del Río, el cambio no se anuncia, se ve.
Y sí, también se trabaja los domingos.