Jue. Nov 27th, 2025

El Oro, Estado de México.

Por las calles empedradas de El Oro, el aroma a pino y tierra mojada que suele anunciar la calma del pueblo minero fue reemplazado esta mañana por el hedor de las bolsas negras repletas de basura. Decenas de vecinos, con rostros cansados y gestos de hartazgo, marcharon hacia el Palacio Municipal cargando no pancartas… sino los residuos que el Ayuntamiento dejó de recoger hace más de tres meses.

El reloj del kiosco marcaba poco antes del mediodía cuando los manifestantes comenzaron a amontonar las bolsas frente a las puertas del edificio de gobierno. “¡Si no pueden con la basura, aquí se las dejamos!”, gritó una mujer, mientras otros descargaban costales y cajas rebosantes de desechos domésticos. Las calles se tiñeron del gris de las bolsas, del olor ácido de los desperdicios, del enojo acumulado.

El reclamo no era nuevo, pero esta vez el pueblo había decidido hacerlo visible —y olfativo—. Delegados de distintas comunidades llegaron con carretillas, camionetas y hasta triciclos. A su paso, las bolsas se abrían dejando escapar restos de comida, papeles y frustración.

En medio del caos, el director de Servicios Públicos intentó calmar los ánimos, pero los inconformes lo rodearon, lo increparon y, en un arranque de furia colectiva, lo amarraron frente al Palacio Municipal. “¡Queremos respuestas, no pretextos!”, le reclamaban. La tensión creció como fuego sobre gasolina.

Minutos después, la sirena de una patrulla rompió el bullicio. Elementos de la Guardia Nacional arribaron al sitio para intentar contener la situación. Los uniformados se interpusieron entre la multitud y la puerta principal del Ayuntamiento, mientras el aire se llenaba de gritos, reclamos y el zumbido de los celulares que grababan cada instante.

Los ciudadanos denunciaron no solo la crisis en la recolección de basura, sino también el retraso en el pago de nóminas municipales y la ingobernabilidad que —afirman— reina en el municipio desde hace meses.

Esta protesta estalla apenas unos días después de que el Cabildo de El Oro solicitara formalmente al Congreso del Estado de México la destitución de la presidenta municipal, Juana Elizabeth Díaz Peñaloza, por presuntas irregularidades en su gestión.

Mientras tanto, el Palacio Municipal, símbolo de la autoridad local, quedó rodeado por montones de basura: una metáfora perfecta del estado en que, según los habitantes, se encuentra su gobierno.

Entre el olor penetrante y el eco de los reclamos, una frase se repetía entre los manifestantes:

“Nos cansamos de vivir entre la basura… y no solo la de las calles.”